Debate sobre el estado de la nación definido por Shakespeare

Una historia contada por un necio, llena de ruido y furia, que nada significa

No en vano se trata de algo que ha ido perdiendo audiencia en televisión a cada año que pasaba. Los argumentos son previsibles y la estupidez también. Si acaso, este año se aporta una novedad: La situación del protagonista principal, tan perfectamente descrito por Shakespeare, es tan patética que todo vale. Algunos diálogos, por llamarlos de alguna forma, son dignos del propio Valle-Inclán:

  • Ustedes quieren que me vaya pero no han aportado nada.
  • Todo esto.
  • ¿Lo ve? Por eso me tengo que quedar; para discutirlo.
Aplausos de los propios, protestas de los ajenos. Todo está en un guión tan estudiado y tan repetido que recuerda a los guiñoles del Retiro: Si alguien pasa un domingo por el paseo del estanque, verá varios guiñoles que cuentan distintas historias: El demonio de las tres colas, el panadero, la bruja…pero resulta que todos ellos cuentan la misma historia cambiando el personaje. Más o menos, lo mismo que se pudo ver ayer; eso sí, el espectáculo del Retiro es mucho más barato que éste e incluso tal vez un poco menos aburrido.
Zapatero recordó a un viejísimo chiste: «Mamá, mamá; en el colegio me llaman Travolta». «¿Quién te llama así, hijo mío?». A esto el niño responde «Todossss» mientras, imitando al Travolta de «Saturday Night Fever», dobla la rodilla,  estira el brazo con el índice extendido (ver min. 4:35)  y va señalando lentamente a la parte del auditorio que la flexibilidad de su brazo y de su cintura le permiten. Igualito que Zapatero a la hora de señalar a «todosssss» menos naturalmente a sí mismo, como culpables de la crisis: El último, el consumo privado.
Un Zapatero encanecido y que sustituyó los argumentos por muletillas se enfrentó a un Rajoy con una imagen de viejo de nacimiento. Si algún aficionado al Photoshop coloca una imagen de Rajoy en las Cortes de principios del siglo XX, encontrará que no desentona en absoluto. Eso sí; no diré donde no desentonaría Zapatero para no merecer las atenciones del Código Penal, como bien saben los miembros de su propio partido excepto sus cada vez más escasos afines.
Por añadidura, éste es un debate con tongo en el que hay muchos temas que no se tocan porque hay muchos que tienen buenas razones para callar. Algunos ejemplos:
  1. Independencia efectiva del poder judicial.
  2. Eliminación del papel del Tribunal Constitucional como «Supersupremo» y nombramiento de sus componentes por el poder judicial.
  3. Listas abiertas.
  4. Cambio de ley electoral.
  5. Clarificación y modificación de la financiación de los partidos políticos y de los sindicatos.
  6. Cierre del modelo de Estado y de los chalaneos asociados a su indefinición.
  7. Recuperación de competencias cuyas transferencias hayan demostrado tener unos efectos desastrosos.
  8. Igualdad efectiva de todos los ciudadanos en cualquier parte del país.
  9. Establecimiento de posiciones comunes en el tratamiento del fenómeno terrorista.
  10. Control efectivo sobre las cuentas para evitar espectáculos como los que se están dando en estos días.
  11. Exigencia de cumplimiento de la ley para todos.
La lista podría ser bastante más larga pero sólo con esto cambiarían bastante las cosas. Eso sí, no hay peligro. No vamos a ver nada de esto en ningún debate del estado de la nación sino que nos seguiremos quedando con la definición de Shakespeare.

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