Formas sorprendentes de organizarse en Alemania
Hace años fui testigo directo de una situación de la que, más tarde, he oido contar algunas variantes en forma de chiste:
Un viajero pregunta en una estación de tren alemana, sabiendo que tenía que cambiar de tren y el tiempo para el cambio era de tres minutos: «¿Y si se retrasa el tren?». La respuesta del empleado del ferrocarril fue: «¿Y por qué se va a retrasar el tren?».
Como digo, he sido testigo de esta situación pero ayer mismo tuve ocasión de ver las dos facetas del modelo de organización alemán:La primera de ellas se produjo en un curso: Me encontraba exponiendo algo que, para mí, es de sentido común. Si en un proceso de mantenimiento hay una fase especialmente cara y hay un problema de costes, si alguien intenta hacer trampa, va a intentarlo precisamente en esa fase y es en la que hay que estar muy atentos.
Uno de los asistentes me rebatió esta afirmación señalando simplemente que no cumplir con la norma que imponía esa revisión estaba penado por la ley y, por tanto, se iba a cumplir con la norma. Es fácil preguntarse en qué mundo viven los alemanes ante una objeción de ese tipo pero, unas tres horas más tarde, tuve una nueva ocasión de saber en qué mundo viven:
Tenía que desplazarme en tren de Colonia a Dusseldorf para llegar a un avión y llevaba el tiempo bastante justo. Después de pelearme con una máquina automática para conseguir el billete, empecé a buscar los habituales paneles informativos electrónicos que indicasen de qué vía salía el tren y tales paneles no aparecían por ninguna parte.Finalmente, alguien me indicó la vía y llegué al tren justo en el momento en que se estaban cerrando las puertas.
Más tarde, tenía que hacer un cambio de tren en la estación central de Dusseldorf para llegar al aeropuerto y me encontré con el mismo problema pero, en este caso, pude dar con la clave del misterio: No existen tales paneles electrónicos; es mucho más simple: En los horarios impresos de los que hay colgados montones de ejemplares en distintos lugares de la estación no sólo figura el horario sino…¡el número de la vía en la que va a parar el tren!
No sé cada cuanto tiempo renovarán los impresos pero, sin duda, requiere un ejercicio de planificación impresionante, planificación cuya ausencia nos obliga en otros sitios a tener bonitos paneles electrónicos que nos informen de la vía porque cada día puede ser una distinta.
Entendí mejor el razonamiento de mi alumno de por la mañana aunque, al mismo tiempo, me preguntaba cómo se las arreglaría alguien con esa mentalidad tuviera que vivir en otro país, especialmente si es uno de los muchos donde la ausencia total de planificación y la corrupción campan por sus respetos. Sin duda, sería un baño de realidad que no les vendría mal siempre que fueran capaces de sobrevivir a él.