MPL (Multi-Crew Pilot Licence).¿Qué es peor? ¿La enfermedad o el remedio?

Esta misma mañana escuchaba a un representante de OACI contar las excelencias de la nueva licencia para pilotos y, buscando alguna información más en Internet, he encontrado este interesante vínculo:

http://www.bizbuzzmedia.com/blogs/flight_international/archive/2006/11/01/5182.aspx

Entre los muy diversos problemas que aquejan a la profesión de piloto comercial, hay uno que tiene bastante importancia y es objeto de queja generalizada: Todo piloto comienza su carrera volando aparatos pequeños y en solitario y, sin embargo, cuando pasa a aparatos mayores, se encuentra sentado en el asiento de la derecha teniendo que trabajar en equipo con otro señor que va a la izquierda y con el que se reparte las tareas.

El MPL podría ayudar a solucionar ese problema, que es real, pero tal vez no está yendo por el camino correcto. Una licencia MPL permitirá que un señor se forme desde el momento cero para volar en aviones que requieren dos pilotos y, en consecuencia, tal como indica el artículo al que he hecho referencia, podría ocurrir que un piloto con licencia MPL jamás hubiera volado en solitario.

Discrepo completamente de la representante de Boeing-Alteon. El vuelo en solitario no es una especie de rito iniciático que es susceptible de ser suprimido sin que ocurra nada. Quien esto escribe lleva encima muchos vuelos en solitario -eso sí, en aparatos pequeños- y no me duelen prendas al reconocer que hay determinadas maniobras que puedo hacer con bastante tranquilidad cuando llevo un instructor sentado en el asiento de al lado pero que no hago cuando voy solo.

No hay un solo piloto en el mundo, profesional o no, que, salvo que se vea aquejado de Alzheimer, no recuerde con detalle la primera vez que voló en solitario, en qué circunstancias y con qué tipo de aparato. Probablemente incluso recordará ese momento con mayor intensidad que otro tipo de «primeras veces» presuntamente más importantes.

No se entienda mal lo anterior. El recuerdo de la primera vez en solitario no se trata de una especie de auto-homenaje que todos nos concedamos sino de algo muy distinto: Es la primera vez que la vida del piloto depende de lo que haga, que no hay nadie cerca que le pueda corregir un error y, obviamente, tampoco se puede parar en el arcén y eso hace que la forma en que se deciden las cosas cambie.

¿Cuál es el problema si el piloto con licencia MPL no ha volado nunca solo?

Permítaseme responder a la gallega, es decir, con otra pregunta: ¿Puede alguien garantizar que un piloto con licencia MPL, que nunca haya volado solo, no va a tener que hacerlo jamás y en un avión cargado de pasajeros?

Obviamente, nadie puede garantizar tal cosa. Puede haber una indisposición de cualquier tipo que deje al comandante inhabilitado para el vuelo y esa experiencia que, maternalmente (por usar la misma expresión de la representante de Boeing Alteon), le hemos evitado al piloto puede acudir a su encuentro con un claro agravante: Ser responsable no sólo de uno mismo sino de un conjunto de pasajeros que van detrás.

Teniendo en cuenta que los inicios en solitario para pasar a trabajar en equipo vician bastante la forma de actuar, no me parece mal que exista una alternativa de inicio que parta del trabajo en equipo y, de esta forma, evitar vicios futuros. Hasta ahí, nada que oponer.

Sin embargo, a los promotores de la nueva licencia se les escapa algo importante: El problema real que quieren resolver no es ése sino el hecho de que, en algunas partes del mundo, se van a necesitar muchos más pilotos de los que tienen capacidad para formar y la licencia MPL es, ni más ni menos, un atajo para conseguir ese objetivo.

Si la licencia MPL es una vía de entrada alternativa pero que, por caminos distintos, va llegando a los mismos niveles de competencia o mejores que los que se obtienen por una vía tradicional, bienvenida sea. Si, como parece por las manifestaciones de sus propios promotores, no es ése el objetivo sino conseguir que aviones con pasajeros puedan volar con piloto y medio en lugar de hacerlo con dos pilotos, téngase claro que se está jugando con fuego.

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