Por qué soy cristiano (José Antonio Marina)
José Antonio Marina nos vuelve a obsequiar con un libro interesante. El propio Marina hace referencia al libro de Bertrand Russell de título contrario «Por qué no soy cristiano» señalando que comparte muchos de los argumentos del filósofo británico.
Efectivamente es así y habría que decir que no es una lectura recomendable para todos aquellos que busquen en el libro de Marina argumentos para defender las posiciones del dogma católico. No las van a encontrar ahí.
Marina, al igual que Russell, critica la inconsistencia del cristianismo desde un punto de vista de estricta racionalidad e incluso señala dudas sobre la existencia misma de Jesucristo. Resultaría aparentemente difícil que dos argumentaciones similares lleguen a conclusiones opuestas y, sin embargo, es así.
Veamos donde residen las diferencias:
Marina reconoce la existencia de un conjunto de mecanismos de poder alrededor del cristianismo pero cree que prevalece la idea de un modelo positivo a seguir. En consecuencia, habría que hacer un balance positivo del cristianismo. Russell, por el contrario, considera los elementos de lucha por el poder como básicos y cree que las religiones en general y el cristianismo en particular han sido negativas para el género humano.
La segunda diferencia va más allá. Para Russell la verdad está por encima de cualquier otra cosa. Russell considera ilegítimo el que se pueda utilizar algo que se sabe falso como herramienta para conseguir efectos aunque éstos pudieran ser positivos. En última instancia, por tanto, Russell no entra siquiera en si los efectos han sido positivos o negativos. Sostiene que, aunque hubieran sido positivos, ello no justificaría la falsedad como punto de partida y, de hecho, el punto donde Russell contradice completamente a Marina es esta frase tomada de su libro Por qué no soy cristiano:
«El hecho de que una creencia tenga un buen efecto moral sobre un hombre no constituye ninguna evidencia en favor de su verdad.»
Éstas son las posiciones. Ambos libros son de gran interés y la lectura de uno sin el otro puede resultar incompleta aparte de que, teniendo estilos muy distintos, es un placer leer a ambos autores.
Otros enlaces en este blog a José Antonio Marina:
https://factorhumano.wordpress.com/2007/06/04/educacion-para-la-ciudadania/
NOTA
Este libro forma parte de un conjunto de magníficas obras sobre el tema.
Los vínculos a cuatro de ellas están a continuación. El quinto se trata de un contrapunto lógico a las obras de Marina y de Ratzinger y de una coincidencia parcial con la de Savater: “Por qué no soy cristiano” de Bertrand Russell y su reseña puede encontrarse también aquí.
https://factorhumano.wordpress.com/2007/04/04/la-vida-eterna-fernando-savater
https://factorhumano.wordpress.com/2007/02/28/por-que-soy-cristiano-jose-antonio-marina
https://factorhumano.wordpress.com/2007/02/28/dios-y-el-mundo-ratzinger
soy y me quedo cristiano por razones politicas.
veo el mundo dividido en bloques de civilizaciones, mas bien que en estados o clases sociales u otro tipo de poderes.
veo el poder como esencia del mundo conocido, de dios mismo, en su representacion necesariamente antropomorfica como el todopoderoso.
entre poderes hay una relacion de competicion, cada poder estando en guerra con los demas, siempre y a cualquier nivel, la paz no existiendo ni para el conjunto ni para el individuo, siendo mas bien una percepcion erronea de un estado de acalmia siguiendo la fase violenta de la conquista de un otro poder.
soy cristiano tambien porque en el plan filosofico mi cristianidad goza del aval de mi escepticismo, que hace del ateismo otra isla mas y no el continente o tierra firme que se autoconsidera. autolimitarse al mundo conocido (por los cinco sentidos) es su derecho y privilegio pero tambien su cobarde auto condena al estatuto de isla.
apostar por el mas alla tambien es un derecho y un privilegio, pero la recompensa del que lo hace es la infinitud del oceano, la misma que a nietzsche le inspiraba tanto miedo.
hay mas razones de mi cristianismo. el milagro de la vida.
los insulares lo tienen que achacar a la aparicion espontanea dentro de la autosuficiencia endogamica de su aldea aislada que es la naturaleza.
pero en su ridiculo empecinamiento se quedaran para siempre en un callejon, porque han topado con la oposicion de la naturaleza misma a cualquier salto cualtitativo desde sencillo hacia complejo, desde mineral hacia organico.
para tal salto hay que vencer la ley de la entropia, que esta grabada en la constitucion de la isla, y la celosa y vigilante madre naturaleza nunca va a mirar del otro lado mientras una molecula de agua y otra de dioxido de carbono se planteen empezar una vida nueva como metano…
y si a algun oxido nitrico alguna vez se le ocurre de convertirse en aminoacido, que es el ladrillo de toda proteina no solo que no va a poder conseguirlo, pero de hacerlo nunca va conseguir la inmensa complejidad que le permita funcionar, es decir a tener el INSTINTO, «la voluntad» de sobrevivir.
me cuesta menos vencer la skepsis hacia el diseñador de este instinto que la de la naturaleza mirando del otro lado.
otra razon de mi cristianismo. moralmente o eticamente me parece que el cristianismo por promover el amor o altruismo como solucion de los males de la humanidad, esta por encima de toda religion o revolucion.
ya lo se. dos mil años de predicacion no han conseguido cambiar la naturaleza, la carne, pero al menos hemos conseguido lo que ninguna revolucion en el mundo: identificar al mal, al enemigo, que esta dentro de nosotros, dentro de nuestra naturaleza, el animal, the beast inside (at least we’re not barking at the wrong tree).
y quien puede decirnos la pinta que habria tenido nuestro mundo hoy si no hubiese tomado la via cristiana. nunca vamos a saber cuanto hemos vivido mas, simplemente por haber acatado al semaforo, ¿no?
y esta ganancia estamos ahora en peligro de perderla. mira con que ligereza se matan. mira con que velocidad cambiamos, nosotros mismos, desde el interior del bloque, como nos ponemos de egoistas, ensimismados y consumistas.